texto Agencia Makro fotos Sebastián Vivallo Oñate
La visita de la Presidenta Dilma Rousseff a Chile, se produce en un momento en que ambas mandatarias enfrentan problemas internos por culpa de la corrupción y un entorno económico difícil.
Rousseff enfrenta un pedido de impeachment, mientras que la popularidad de Bachelet se ha vuelto inestable por el caso de corrupción que salpica a su nuera Natalia Compagnon.
En el plano económico, ambas mandatarias acordaron impulsar un acuerdo sobre compras gubernamentales, que permitiría que empresas chilenas puedan participar en las licitaciones públicas en Brasil, y otro sobre servicios financieros, que complemente el acuerdo de cooperación existente entre ambos países.
Brasil es el principal destino de los inversores chilenos en el exterior, lo que le ha convertido en el cuarto mayor inversor extranjero en el gigante sudamericano, con un monto acumulado de 26.187 millones de dólares, equivalente a un 26,2% del total nacional, de acuerdo a datos oficiales chilenos.
Chile, por su parte, es el segundo principal destino para las exportaciones brasileñas en Sudamérica.
Con el comercio en la mira y con la intención de dar un mensaje de confianza, la Presidenta Rousseff, finalizo su agenda en Chile, con una reunión por más de dos horas con representantes de una veintena de firmas brasileñas con presencia en Chile.
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