texto y fotos Peter Adones
Este sábado 15 de agosto a eso del medio día miles de personas, en más de 24 ciudades a lo largo del país, se volcaron a las calles para protestar contra el controvertido acuerdo (TPPA) que representa un gran riesgo para las libertades de los usuarios y el acceso a la información en una escala global.
El evento a nivel nacional fue organizado por la agrupación itsourfuture.org.nz y según cifras oficiales más de 25.000 personas salieron a las calles para decir no al TPPA.
En la capital, Wellington, fueron 5000 personas, en Auckland 10.000, en Christchurch 4.000, 2.000 en Dunedin, 2.000 en Hamilton y la lista continua. La organización se vió muy contenta y satisfecha con la convocatoria que tuvieron a pesar del mal tiempo.
En la ciudad de Christchurch, la segunda más grande y poblada del país, la invitación fue hecha a través de un evento en Facebook y varios avisos pegados en el centro del sector de Riccarton.
El tiempo no era el mejor para marchar pero la gente salió a la calle en familia con paragua en mano y muchos carteles. A pesar de la gran cantidad de personas que se reunió en Riccarton road, curiosamente ningún policía acudió al evento y la verdad de las cosas es que no me sorprendió en absoluto. La organización fue perfecta, la gente marchó tranquilamente hasta llegar a Shand Crescent Reserve, un parque justo a mitad de la avenida, donde se montó un escenario y se hicieron algunas reflexiones en torno a las consecuencias que significa la aprobación del TPPA para la población. También cabe destacar la irrupción de unas 300 personas al interior de Westfield Riccarton Mall y la performance de un flashmob a cargo de un grupo de jóvenes que entonaron la canción do you hear the people sing? una de las canciones emblemáticas de la película y el musical Les Miserables.
A eso de las 3 de la tarde el evento finalizó en completa normalidad, con la instalación de 3 stands para que la gente firmara un petitorio que será entregado al alcalde de la ciudad de Christchurch, como una manera de reflejar el desacuerdo y descontento de muchos Cantaburians.