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Actores e inmigrantes mezclan realidad y ficción en un montaje que reflexiona sobre la patria, la nación y el territorio, en un mundo donde se derribaron todas las fronteras.
Un niño viajando al interior de una maleta, miles de africanos a la deriva en pleno Mar Mediterráneo, mexicanos perdidos en el desierto que separa su país de Estados Unidos, la Plaza de Armas de Santiago convertida en punto de encuentro de peruanos y refugiados palestinos que claman por asilo. Como nunca, los procesos migratorios han asumido formas inesperadas, cambiando para siempre la configuración de lo que entendíamos por Estado-Nación.
Y Chile no ha permanecido ajeno. Inmigrantes de Perú, Bolivia, Colombia y Haití, han constituido barrios completos en comunas de Santiago y otras regiones. Djimy Delice (30 años de edad) es uno de ellos. Tras el terremoto de Haití (2010) se acercó a la embajada chilena en su país y tras largos trámites, abordó junto a su familia un avión de la FACH. En un abrir y cerrar de ojos, se vio obligado a rehacer su vida en un país muy lejano a su tierra natal.
Djimy es, precisamente, uno de los inmigrantes que forma parte del elenco de la obra “Perro Suelto”, junto a Manoj Mathai de la India y a la colombiana Carolina Garzón. Participan también los actores Moisés Angulo, Juan Pablo Fuentes, Carolina Jullian, Ángeles Hernáez y Pasquinel Martínez.
El texto fue escrito, tras una larga investigación realizada por Morán en Valencia (España) en 2013 gracias a una beca otorgada por el programa Iberescena. Fue allí donde recogió uno de los testimonios desde donde se desprende el título de la obra: “Yo soy como un perro suelto, un vagabundo: corro, busco qué hacer, me muevo por todas partes, busco un dueño; pero si me maltratan, me voy”.
“Cada año, cientos de miles entran, salen y cruzan las fronteras. Hacer el viaje significa la gran jugada que puede cambiar sus vidas. Saben que salir sin rumbo puede transformarse en un juego peligroso: hay quienes no logran regresar jamás. Muchos consiguen una residencia, la bonanza y la tranquilidad. Pero otros mueren intentando cruzar, violados, raptados, asesinados, masacrados, vendidos. Esa es, lamentablemente, la pesadilla del inmigrante”, afirma Morán.
“Perro Suelto” es un montaje que mezcla distintos lenguajes audiovisuales y narrativos para reflexionar en torno a la figura del inmigrante, a través de la superposición de diversos cuadros que operan como las etapas de un viaje: desde el primer impulso hasta el regreso.
Temas como las características de un supuesto país ideal, la dificultad de entendernos (en escena se hablan ocho idiomas diferentes) o la travesía interna que vive aquel que viaja se entrelazan en un escenario que es, a la vez, locutorio, desierto y hasta un foro político.